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Jesús Vargas: «La sastrería personalizada tiene un futuro importante»

 

Arquitectura y moda bordan de elegancia el apellido Fuentecapala, una empresa familiar con más de 50 años de trayectoria en la que la tradición sartorial se transforma en diseños atemporales para vestir al nuevo hombre.  Volúmenes, proporciones, siluetas, colores y texturas que nacen de un patrón clásico para transformarse en prendas tridimensionales repletas de sutileza.

Fundada en 1963, esta compañía textil madrileña está hoy en día al frente de la tercera generación de la familia Vargas, siendo Jesús Vargas el responsable de la dirección creativa y de producción. Considerada como una de las firmas masculinas que marca la pauta de las tendencias en España, sobre todo en el sector nupcial, la pyme contaba hasta hace poco tiempo con la fábrica de confección más importante del país, ubicada en Extremadura, pero la crisis y la carestía de la mano de obra llevó a sus dueños a tomar la decisión de cerrar.

Actualmente, la producción se lleva a cabo en terceros países, pero su moda para el hombre sigue estando marcada por la calidad y la innovación entre pespuntes de glamour. Así, al menos, lo asegura el director creativo de Fuentecapala, quien visitó recientemente Tenerife para impartir una charla en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo (UIMP), dentro del curso Diseño de vestuario, de hombre y cajón de sastre, dirigido por Sara de la Cuesta.

Para Jesús Vargas, la sastrería no es un oficio en decadencia sino lo contrario, pues afirma que el hombre actual ya se preocupa más por su imagen y, además, exige un nuevo estilo basado en la exclusividad.

El director de Fuentecapala, Jesús Vargas, posa en la nueva sede de la UIMP de Tenerife. / Foto: David Domínguez.

Jesús Vargas, en la nueva sede de la UIMP de Tenerife. / Foto: David Domínguez.

-¿Cómo comienza en el mundo de la moda?

– Provengo de una familia que pertenece al sector textil confección, una empresa familiar que se llama Fuentecapala y que se fundó en 1963.  No obstante, en un momento determinado mi padre me hizo una pequeña encerrona, cuando me presentó a una persona que había estudiado ingeniería textil en Alemania. En esos momentos yo cursaba en la Escuela de Artes Escénicas de la Moda de Barcelona, pero finalmente opté por irme a ese país a cursar esa formación. Estando en Alemania mi padre requirió de mi ayuda en el negocio durante un tiempo, por lo que volví a España. Me metí en la rueda y hasta la actualidad. Llevo 36 años vinculado a la moda.

– ¿Ha sido difícil mantener una empresa familiar dedicada a la sastrería durante tantos años, máxime en tiempos de crisis?

– Ha sido complicado, porque han habido muchos cambios que han afectado a la industria de la confección, que es diferente a la textil porque requiere de una persona detrás de cada máquina. La actual situación de crisis ha hecho que este trabajo se haya ido derivando hacia terceros países, donde la mano de obra es más económica, por lo que en Europa apenas quedan ya empresas de este tipo.

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– Defina la esencia de Fuentecapala.

– Fuentecapala se basa en unos pilares clásicos de sastrería artesana, donde se crea una prenda única y, a la vez tridimensional. Hay mucha ingeniería textil dentro de cada producto, con el objetivo de que cuando vistas una prenda seas tú quien la lleve y no a la inversa. Una camisa, por ejemplo, es un producto plano que nace de un patrón, pero se transforma en tridimensional cuando nos metemos dentro de ella. En cambio, una chaqueta está concebida desde el principio en tres dimensiones.

– ¿La sastrería masculina está en vías de extinción?

– La sastrería ofrece un producto que o bien buscas un nicho de mercado en el que te especialices en algo muy concreto o al final es un genérico. Últimamente, lo que ocurre es que el cliente busca algo especial, exclusividad, y a esa personalización es hacia donde se dirige moda. Un hecho que ha dado lugar a que surja de nuevo la sastrería a medida de antaño, aunque ahora con herramientas más potentes y modernas. Por tanto, es una profesión que no está en decadencia sino que tiene un presente y un futuro importante.

Barcelona Bridal Week 2016

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– ¿Y cómo se innova en prendas de corte clásico para crear nuevas siluetas y tendencias?

– La Ley Laver dice que en moda todo es cíclico y, dentro de esos tiempos, lo que vamos es retomando y revisando cuestiones que aunque similares no son iguales. Aunque parezca que los hombres siempre vestimos iguales, lo cierto es que jugamos a la hora de vestir con determinadas sutilezas. Por ejemplo, si vamos al armario y cogemos una prenda de hace años, sabemos que no es lo que toca, pero si esa chaqueta o pantalón la actualizamos para que quien lo lleve se sienta a gusto, pues se ha creado una nueva silueta. Asimismo, lo visual nos da imputs de nuevas ideas dentro de lo que aparentemente es lo mismo. Por ejemplo, los años 50 están ahora mismo regresando a la sastrería y se retoman prendas icónicas de aquel entonces, como una chaqueta de piloto, pero adaptadas a los nuevos tiempos.

– ¿El hombre español es consumidor de moda a medida?

– Hasta hace poco tiempo el hombre español iba de acompañante de la moda, le importaba poco o apenas se informaba de las tendencias, pero últimamente está tomando una postura más de protagonista y va tomando decisiones que antes delegaba a su pareja o familia. Una encuesta que se publicó hace ya décadas decía que más del 90% del sexo masculino dejaba preparada por la noche la ropa que se iba a poner al día siguiente. Esto me llamó la atención y durante un tiempo hice este ejercicio, pero solo acerté en dos ocasiones. Creo que si hoy se repitiera esa encuesta, el resultado sería diferente, pues el hombre ya maneja mejor sus tiempos y decisiones sobre moda.

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– ¿Quiere decir que el español ya no es tan clásico a la hora de vestir?

– Es cierto que hasta hace un tiempo, el hombre se vestía de una forma más uniforme, en el sentido en que tenía que ser él, pero ahora practica más el rol de la mujer, decidiendo qué le apetece ponerse a la hora de vestir. Ya no es solo gris o negro, sino que ha pasado a ese mix de colores y prendas que las mujeres manejan perfectamente y del que vamos aprendiendo.

– Una de las tendencias que cobra cada vez más protagonismo es la moda transgénero. ¿Afecta a las firmas exclusivas para el hombre?

– Recuerdo que en 1982 lanzamos al mercado una línea de mujer muy masculina, al rebufo de las tendencias del momento que optaban por esa silueta de hombre. Algo complicado a la hora de darle esa angulosidad masculina a un cuerpo curvilíneo como  es el femenino. La moda de mujer daba a estas prendas más varoniles un toque femenino, pero en realidad eso no era eso lo que se buscaba, sino dotarlas de ese punto andrógino de la sastrería.  Apostamos por este mercado, pero al final era tan cambiante que no teníamos capacidad para seguir el ritmo y lo dejamos de lado. Es cierto que la sastrería ha aportado mucho a la mujer, la cual incluso se apropió de los pantalones, por lo que la moda transgénero no nos afecta porque es un tema que va y viene cada cierto tiempo. La sastrería ha venido para quedarse y no va a desaparecer, sino que irá adaptándose a las tendencias y además aportando cambios más actuales al unirla con el estilo más sport e incluso híperformal.

Barcelona Bridal Week 2016

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– ¿Se trabaja en una nueva colección?

– Así es. Preparamos la próxima colección masculina de la firma, en la cual manejaremos una gama de colores muy centrada en la sastrería clásica. Pero, habrán pinceladas y esas sutilezas características que harán que un traje de la próxima colección se diferencie a simple vista de la anterior por determinados detalles, como cambios de alturas en solapas, volúmenes en hombros o siluetas más ceñidas.

Texto: Mónica Ledesma.
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